Recordamos ese refrán que dice «buenos y malos martes, los hay en todas partes» y llegamos a la conclusión de que quien lo escribiera no pudo conocer #MagiaUclés ni vivió un martes como el que vivimos nosotros. Para empezar, hubiera conocido a David Blanco experto en ilusiones ópticas, magia y percepción y se hubiera quedado atónito con lo que nuestro cerebro es capaz de captar y nuestro ojo de engañar.
También podría haberse asombrado de la caja maravillosa de cartas de Antonio Sáez y su juego de roles que a ratos de descanso han hecho seguidores a más de una treintena de participantes.
Sin lugar a dudas hoy era un día de magia histórica en Uclés y Félix Villalba (arquitecto y monitor del campamento) retó a los particpantes más queños a vivir una autentica aventura por los diferentes lugares y entornos del pueblo: eso sí cartografía antigua en mano y brújula. El reto conseguir las más de 11 pistas situadas en diferentes localizaciones. Como bien nos contaba Carlos Guevara a la vuelta «¿nos van a dar merienda ahora? me como el Monasterio de hambre»… lógico, si no han parado de andar por caminos y cuestas del pueblo.
Pero no os preocupéis que comer comen muy bien: Primero unos espaguetis y unas salchichas de pollo caseras con plátano de postre y de cenar un rico puré de verduras y pizza, mucha pizza, tanta hambre tenían esta noche que aclamaban a gritos y porrazos de mesa el segundo plato de la noche. El ruido que había en el comedor puede explicarlo algún padre que mientras intentaba hablar con su hija escuchaba la novena sinfonia de #MagiaUclés «queremos pizza, queremos pizza» mientras en el ala sur del comedor y muy sutilmente se oía a las monitoras Cristina y Marta «espinacas, espinacas» en definitiva, qué menos mal que estamos solos en el monasterio, que hoy es martes (con pena, nuestra última cena) y que los refranes están para contradecirlos: «Buenos martes con #MagiaUcles a todas partes»
Mañana no acaba la magia y más sorpresas llegarán a Uclés.