Han pasado ya unos meses desde que comenzamos el curso de escritura creativa de la Asociación Arca. Atrás ha quedado el primer trimestre, en el que nos hemos adentrado, a través de numerosos ejercicios de creatividad literaria, en esa aventura tan fascinante que es dar vida a las historias. Hemos trabajado el binomio fantástico, ejercicio propuesto por el escritor italiano Gianni Rodari. Hemos inventado nuestras propias palabras combinando raíces latinas y griegas para crear nuevas realidades. Hemos descubierto que la inspiración no sólo se encuentra en nuestro interior, sino en todo lo que nos rodea: una imagen, los objetos que utilizamos a diario, los sonidos que escuchamos a lo largo de nuestra jornada, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. Incluso hemos traducido textos en lenguas antiguas, jeroglíficos y partituras para descifrar las historias que se escondían en ellos.
En nuestras páginas, hemos vivido grandes aventuras en compañía de personajes increíbles: agentes secretos que deben salvar el mundo, princesas que crean planetas con sólo un soplido, espíritus que necesitaban un descanso —y que, en una ocasión, lo hallaron en un simple juego de consola—, dioses. Junto a ellos, hemos encontrado instrucciones que conducían a un tesoro si es que uno era capaz de sortear los muchos obstáculos que aguardaban en el camino, hemos viajado en el tiempo, lo hemos arriesgado todo. Y no sólo hemos disfrutado de la aventura en las letras, sino que incluso hemos recorrido las viñetas de cómics trepidantes y llenos de monstruos y peligros.
Aún nos queda un largo camino por delante. Empezaremos el trimestre fijándonos en algunos elementos esenciales de todo cuento: los personajes, el tiempo, el espacio, el narrador, la estructura… Trataremos de comprenderlos para luego jugar con ellos. Después, regresaremos a las técnicas de creatividad literaria y utilizaremos algunas de las que emplearon grandes escritores en el pasado, como el cadáver exquisito y el extrañamiento.
Aunque todavía tenemos un largo recorrido que hacer, estoy segura de que seguiremos disfrutando. Para saberlo, me basta con verlos en cuanto atraviesan la puerta del aula: hablan sobre sus historias, sobre lo que van a escribir durante la clase, emocionados. Y creo que eso es lo más importante: que, a través de las letras, consigan divertirse y desarrollar su imaginación.