Empezamos desayunando restos de pizza además del desayuno habitual, cola cao, bollos, pan tostado, zumo…
En el aula nos esperaba Gustavo que es físico y sabe muchos experimentos. Entre ellos uno con fuego que hacía que al quemar una bolsita de té, volara por la fuerza del calor y la presión que ejercía éste sobre el papel. (Convicción). Nos presentó a su geco Federico para explicarnos la adherencia de los pelitos de sus patas sin ninguna fuerza, solo busca el calor para conseguirlo pero no funciona en el vidrio. Terminó con un experimento que no pudimos repetir en clase porque era peligroso: consiste en una lata de refresco, le echas agua con unas pinzas lo metes en un horno donde se caliente el agua, le das la vuelta sobre una bañera de agua fría, y sale la explosión a causa del contraste de temperaturas y la lata queda comprimida.
Después comimos lentejas y san Jacobo y nos fuimos a la sala de trabajo a terminar la casa. Quedó muy chula con la pintura fluorescente. Nos llevó casi toda la tarde pero nos dio tiempo a una sesión de negociación, estrategia y confianza con los compañeros, se trata del juego del reparto de “x” e “y”. Nos costó al principio pillarlo y perdimos todos por no tener confianza en los compañeros. Solo confió el grupo 4 y perdió porque los demás no tenían confianza en ellos.
Nos duchamos para bajar a cenar puré con picatostes y tortilla de patata con ensalada.
Después subimos a nuestra “nueva casa” y ahí hicimos nuestra última asamblea. Fuimos pasando el turno con un dado gigante o balón de fútbol cuadrado y todos propusimos cosas que nos hubiera gustado hacer. AL final nos dimos cuenta de que si nos hubiéramos portado mejor, nos habría dado tiempo a hacer más cosas, por ejemplo, más experimentos con Gustavo.
Terminamos nuestro martes, como siempre, con guerra de almohadas.