Repensando las altas capacidades

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Nos llaman muchos padres y madres preocupados por los resultados obtenidos por sus hijos e hijas en las pruebas de inteligencia ante la sospecha de ser de altas capacidades. “¿Qué significa un CI de 129?” “Me han dicho que destaca en el área lógico matemática…”

¿Es mi hijo de altas capacidades o no?

Cuando se pasa una prueba de valoración, obtenemos un baremo que ofrece un dato inútil si no tenemos en cuenta la personalidad, el nivel madurativo, la persistencia en la tarea, la motivación, la creatividad, la historia del alumno o alumna y el entorno familiar y educativo.

Que no llegue a la puntuación de 130 puede a veces significar que no estaba motivado para realizar la prueba, que estuviera cansado o que no quisiera realizarla. En el caso de no alcanzar el famoso cociente intelectual en el que los profesionales nos basamos para orientarnos sobre el niño o la niña con altas capacidades, no debe obsesionar a los padres este dato, sería poco objetivo no tener en cuenta otros aspectos cualitativos para orientar e intervenir. Por tanto, el hecho de contar con un cociente intelectual de 125, también es una posibilidad en nuestra opinión, de saber utilizar esa inteligencia con motivación (proponiendo actividades que fomenten el interés del niño y que le ayuden a potenciar esas capacidades en las que destaca).

El diagnóstico ofrece la posibilidad de un buen asesoramiento para la intervención en el aula reduciendo la presión excesiva del entorno educativo y respecto a las expectativas de los padres que pueda afectar negativamente a su autoestima. Por eso además de trabajar desde el colegio, también es necesario trabajar desde casa con naturalidad y  proponer actividades  que puedan aumentar los intereses y conocimientos de vuestro/a hijo/ hija.

Un niño motivado hacia el aprendizaje debe ser el objetivo a lograr. Por eso es importante contar con toda la información de la que disponemos para saber orientar a nuestro alumno/ alumna / hijo / hija. El conocimiento va a ser su motor para aprender, de ahí la importancia de promover actividades que potencien una motivación continua.