Acoso escolar

acoso-escolar

ACOSO ESCOLAR

¿QUÉ ES?

En ocasiones nuestros hijos e hijas se ven expuestos a situaciones conflictivas que nos hacen dudar sobre su situación en el colegio o instituto. Es en ese momento cuando uno se pregunta si podría estar pasando algo y nos viene a la cabeza palabras como bullying o acoso escolar. Con esto no queremos hacer relaciones entre acoso escolar y altas capacidades, pero sí entendemos que sería interesante profundizar en las características y consecuencias del acoso escolar para que podamos entender mejor la complejidad de la realidad de nuestros hijos, y desde ahí, poder actuar en base a sus necesidades. 

Un alumno o alumna se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que se manifiestan mediante diferentes formas de acoso u hostigamiento cometidas en su ámbito escolar, llevadas a cabo por otro alumno o alumna o varios de ellos, quedando en una situación de inferioridad respecto al agresor o agresores. Es importante no confundir este fenómeno con agresiones esporádicas entre el alumnado u otras manifestaciones violentas que no suponen inferioridad de uno de los participantes en el suceso.

CONSECUENCIAS DEL ACOSO ESCOLAR 

El bullying no entiende de distinciones sociales o de sexo. A pesar de la creencia extendida de que los centros escolares situados en zonas menos favorecidas son por definición más conflictivos, lo cierto es que el bullying hace su presencia en casi cualquier contexto. Respecto al sexo, tampoco se aprecian diferencias, al menos en lo que respecta a las víctimas, puesto que en el perfil del agresor sí se aprecia predominancia de los varones.

Para la víctima las consecuencias del acoso escolar son muchas y profundas, pudiéndose manifestar una evidente baja autoestima, actitudes pasivas, trastornos emocionales, problemas psicosomáticos, depresión, ansiedad, pensamientos suicidas, etc. También se suman a eso, la pérdida de interés por las cuestiones relativas a los estudios, lo cual puede desencadenar una situación de fracaso escolar, así como la aparición de trastornos fóbicos como no querer asistir al colegio o instituto.  

Se puede detectar a una víctima de acoso escolar por presentar un constante aspecto contrariado, triste, o deprimido, por faltar frecuentemente y tener miedo a las clases, o por tener un bajo rendimiento escolar. Aparte de eso también atinge al plano físico presentando dificultad para conciliar el sueño, dolores en el estómago, el pecho, de cabeza, náuseas y vómitos, llanto constante, etc. Sin embargo, eso no quiere decir que todos los niños y niñas que presenten este cuadro estén sufriendo por un acoso escolar. Antes de dar un diagnóstico al problema, es necesario que se investigue y se observe más al niño.

 

Escapar de clase para aprender

Muro por franciscojgonzalez en flickr

Francisco.j.gonzalez

Un grupo de estudiantes abandona el aula durante el horario escolar. El resto de sus compañeros permanece en clase mientras que el profesorado permite esta deserción sin darle importancia. Semana tras semana, el espectáculo se repetirá con la misma reacción. ¿Una batalla perdida? Todo lo contrario.

Las siguientes tres horas, el personal fugado se dedicará a construir un molino con latas de refresco, a organizar el espacio de un cohete de la NASA, a elaborar el guión de un cortometraje o a fabricar jabones y perfumes.

Aragón lleva desde 2007 con un programa de altas capacidades integrado dentro del horario escolar para dar atención específica a este sector de su alumnado. Cuatro colegios forman parte de esta iniciativa en la que tienen cabida, también, quienes presentan un alto rendimiento escolar o algún talento en un área específica.

El objetivo de este programa es ofrecer una actividad inclusiva para aquel sector de estudiantes que busca retos continuos para avanzar en su conocimiento. Creatividad, motivación e inquietud son componentes fundamentales para formar parte de este grupo que toma las riendas de su propio aprendizaje.

El Programa de Desarrollo de Capacidades, que es su nombre oficial, se divide en seis ámbitos: científico, matemático, sociolingüístico, multimedia, creatividad y habilidades sociales. En cada uno de ellos se proponen diferentes actividades pero, por encima de cada propuesta, hay una premisa: enseñar a pensar y orientarles, pero no darles las soluciones.

Por cierto, no te preocupes: los chicos y chicas que asisten a estas sesiones luego recuperan sus clases con ayuda del profesorado y del resto de compañeros. Además, también se realizan acciones con todo el colegio para que el beneficio sea para el conjunto del grupo escolar. ¿Te parece un buen proyecto? ¿Echas de menos un programa así para tu hijo o hija?

 

Desmontando mitos sobre las altas capacidades

 

1

Alrededor de 300.000 niños  en España tienen altas capacidades. El 70% tienen bajo rendimiento académico, y  entre el 35% y el 50%, sufre fracaso escolar.

A estas alturas todavía existen mitos sobre las AACC. Se espera de estos alumnos que tengan una competencia intelectual general que les haga sobresalir en todas las áreas del curriculum.

La realidad es bien distinta, no tienen por qué dominar todas las áreas, de hecho tiende  a estar definida en un campo específico. No son “perfectos”, ni lo hacen todo bien. Los profesores a veces suponen que los alumnos de altas capacidades no suspenden nunca y que por tanto, “está mal diagnosticado”,  o puede que lo haya sido  pero “ya no lo es”.

Debemos atenderles en la medida de lo posible y no mantener el estereotipo de niños que tienen habilidades excepcionales en todas las áreas de la vida. Tienden a aburrirse en clase por el estilo de las propuestas, lo que conlleva a la desmotivación y a veces, a conductas disruptivas en detrimento del rendimiento académico y de las relaciones con el profesor. Necesitan experiencias educativas diferentes y más flexibles.

Muchos profesores no tienen problemas para adaptar sus programaciones a los alumnos con dificultades de aprendizaje, pero sí son reticentes a adaptarla para aquellos que destacan. Debemos ofrecer una educación que les permita desarrollar sus habilidades mentales  planteando procesos de enseñanza-aprendizaje que den respuesta a sus posibilidades y capacidades.

Faltan recursos de información y formación para los profesionales que han de trabajar con estos alumnos. Como propone C. Genovard,  un profesor abierto a ideas y experiencias nuevas, amplía el horizonte de los intereses de los alumnos con los que está. Partiendo de esta actitud, en el aula donde todos se sienten partícipes, la diversidad individual puede servir de ayuda y estímulo mutuo.

Por otra parte, las actividades pueden resultar más enriquecedoras cuantos más recursos utilicen los alumnos para realizarlas, por eso se debe animar a que aumenten la información con experiencias personales, materiales complementarios (juegos, talleres, audiovisual y multimedia), investigaciones y proyectos (organización del trabajo, recursos, definición de tareas, presentación del resultado), adaptación de los temas a los intereses de los alumnos, conexiones, banco de ideas, pensamiento crítico, distintos tipos de agrupamiento…de esta manera estaremos enriqueciendo el currículum ordinario.